REACCIONES SECUNDARIAS A SITUACIONES DE ESTRÉS Y HECHOS TRAUMÁTICOS

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Cualquier persona puede experimentar en algún momento de su vida situaciones aterradoras (violencia pública, desastres naturales, accidentes, crímenes, conflictos o guerras, violencia sexual, maltrato psicológico en una relación, etc). La reacción a tales situaciones es variable; pero generalmente la respuesta normal incluye dificultades para dormir, nerviosismo, intranquilidad, pensamientos e imágenes mentales repetitivas sobre lo sucedido y sobresalto. Todos estos síntomas disminuyen con el paso de los días y las personas afectadas pueden volver a su vida cotidiana con la experiencia traumática integrada a su historia vital, como una parte más de sus experiencias.

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Sin embargo,cuando los síntomas persisten por mucho tiempo luego de un evento estresor aguda grave o como consecuencia de una situación traumática sostenida, perturban seriamente el funcionamiento habitual de la persona. En ese caso hablamos de trastorno de estrés postraumático. 

Un acontecimiento es traumático cuando es aterrador, abrumador, inesperado y causa mucha angustia; además la persona siente que no puede hacer nada para detener o cambiar el hecho. El trauma es una experiencia que constituye una amenaza para la integridad física y psíquica de la persona o de otros a su alrededor. La exposición a un evento traumático puede ser directa (vivencia propia) o indirecta (ser testigo presencial o incluso escuchar el relato).  

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Las manifestaciones del trauma (síntomas intrusivos, de alarma y de evitación) se basan en una serie de alteraciones neurobiológicas, con especial afectación de los circuitos neurales relacionados con la memoria. Los elementos esenciales que constituyen la vivencia traumática


 

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