Una crisis de pánico es un episodio súbito de angustia paroxística, con miedo creciente e intenso malestar físico, que impone la necesidad de buscar ayuda urgente por temor a morir.
Los síntomas aparecen bruscamente, con intensidad progresiva hasta llegar al pico máximo en 10-20 minutos, y luego desaparecen espontáneamente, dejando al paciente en estado de agotamiento físico y con una gran aprensión e inseguridad.
La crisis de pánico se producen por una hiperactivación brusca del sistema nervioso autónomo simpático, que dispara el sistema de alarma ante la percepción de peligro. Esta reacción fisiológica prepara al organismo para la supervivencia mediante la lucha o la huida (aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, hipertensión, tensión muscular, vasoconstricción periférica, sudoración, piloerección, hipervigilancia, etc) que produce diversas sensaciones corporales. Cuando el sistema de alarma se activa en ausencia de peligro real ("falsa alarma"), la persona interpreta esos síntomas como peligrosos ("me está dando un infarto" "me estoy ahogando" "me voy a morir") lo cual aumenta la reacción de alarma, activa más la respuesta fisiológica y se establece un círculo vicioso de mayor ansiedad, más síntomas, mayor interpretación de éstos como amenaza.
¿Qué es una crisis de pánico?
El paciente se convence así de que tiene un trastorno físico grave y mortal, por lo que rápidamente busca ayuda. La crisis de pánico puede entonces aparentar una emergencia médica como infarto de miocardio, arritmias, insuficiencia respiratoria aguda, asma y otras, generando además angustia e inquietud en quienes observan al paciente.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
Síntomas Somáticos: Síntomas Psíquicos:
Palpitaciones, Taquicardia Sensación de muerte o catástrofe inminente
Sudoración, rubor, escalofrío Necesidad de escapar
Temblores, inestabilidad, vértigo Miedo a morir
Opresión o dolor torácico Miedo a enloquecer
Disnea o hiperventilación Miedo a perder el control
Ahogo o asfixia Sensación de despersonalización
Ráfagas de frío o calor Sensación de desrealización
Náuseas, vómitos Pánico o terror
Atragantamiento
Episodios aislados de angustia intensa, en forma de ataques de pánico o crisis de pánico, son comunes en todos los trastornos de ansiedad, llámese fobias, estrés postraumático o ansiedad generalizada. También se presentan en el curso de algunas enfermedades físicas y diversas condiciones médicas. Según su causa, se pueden diferenciar varios tipos de crisis de pánico:
-
Crisis de pánico situacionales: relacionadas con desencadenantes ambientales específicos (en fobias, agorafobia, fobia social, estrés postraumático, etc).
-
Crisis de pánico inesperadas y recurrentes: sin relación con desencadenantes externos (en trastorno de pánico)
-
Crisis de pánico asociadas a condiciones orgánicas: Se producen en pacientes que tienen vulnerabilidad genética a la ansiedad. Ejemplo: epilepsia, hipoglicemia, intoxicación con sustancias panicogénicas, ciertos cuadros endocrinos como feocromocitoma, intoxicación por cocaína, anfetaminas o marihuana, ingesta de fármacos panicogénicos como teofilina, cafeína, broncodilatadores, AINES
TRATAMIENTO:
El tratamiento está dirigido a disminuir rápidamente los niveles de ansiedad, intentando medidas de apoyo y medidas conductuales como la relajación y la respiración abdominal. También se intentará disminuir la hiperventilación del paciente mediante la colocación de una bolsa de papel o de plástico sobre la nariz y la boca, para que el paciente respire dentro de ella y así prevenir una crisis de tetania secundaria. En cuando a medicamentos, se puede indicar una benzodiacepina de efecto ansiolítico potente para disminuir los síntomas vegetativos. De cualquier modo, es importante recordar que la crisis de angustia es autolimitada y que los síntomas, aunque aparatosos, van a desaparecer al cabo de pocos minutos.